¿La estabilidad, sinónimo de felicidad?
Sabes lo que tienes que hacer, no deberías dudar, pero hay veces, que te tiembla el dedo, la voz y hasta el pulso… ves que no puedes pulsar el botón de aceptar para enviar, que no sabes si la decisión será la acertada, que no sabes si saldrá bien… cierras los ojos, respiras hondo, escuchas a tu corazón y… lo sientes, lo ves claro, ¡aprietas el botón! (Lo dices, lo gritas)
Tienes toda la estabilidad del mundo pero eso no te llena, no te hace feliz, no lo quieres para ti, necesitas cambiar, moverte, aprender algo nuevo, ver de manera diferente lo mismo de siempre.
Ahí te das cuentas, que ha llegado tu momento, tu final de ciclo, el añadir un cambio a tu vida, independientemente de si sale bien o sale mal, ahora ya… ¡Estás preparado! Y aunque quieras cerrar los ojos de nuevo y volver al pasado… es imposible.
Tu cuerpo se empieza a llenar de miedo, pero sabes que el miedo no te detendrá, sabes que esta vez el miedo no ganará la batalla, porque prefieres cambiar que quedarte donde estás, porque donde estás, no te gusta ya, porque la realidad que vives no la quieres vivir más tal como es… es ahí cuando empieza un nuevo ciclo en tu aventura vital.
Y siempre
Siempre hay marcha atrás, no es de perdedores volver, pero hay que intentarlo.
Porque solo el que sale, puede volver a entrar.
Solo el que va, puede regresar.
Solo el que decide aprender, tiene algo nuevo que contar.
Las personas, somos seres humanos de costumbres, de hábitos, donde las rutinas del día a día nos ayudan a sentirnos tranquilos, cómodos, nos relajamos y lo disfrutamos, instalándonos sin darnos cuenta, en nuestra propia zona de confort, estableciéndonos en ella, porque dominando las tareas que hacemos, estamos en calma.
El ser humano busca la estabilidad siempre que puede (poca gente no la quiere), busca estabilidad en el trabajo, en el amor, en la salud, ¿quién no querría tener una vida tranquila y sin complicaciones? Parece fácil y alcanzable aunque creo que difícil de controlar.
¿Realmente existe la verdadera estabilidad?
¿Una pareja para siempre? ¿Un único trabajo en la vida? ¿No tener discusiones con la familia que puedan romperla? ¿No perder amistades en tu camino? ¿Tener una economía saneada?
A lo largo de la vida, lo único que podemos controlar son nuestros actos y nuestras decisiones, nunca podremos controlar nuestro entorno. Los altibajos existen, las malas noticias, los problemas, los conflictos, las prioridades, las pérdidas de todo tipo… todo tiene sus luces y sombras, sus pros y contras, su cara y cruz.
Tal vez, la incertidumbre agobia a muchas personas pero aviva a otras. Y de manera similar, la estabilidad, aburre a unos cuantos y deja dormir a otros muchos.
Pero ¿Hasta qué punto amas la estabilidad? ¿Te lo has preguntado alguna vez? ¿Te negarías a perder durante un tiempo la estabilidad aunque supieras que no eres del todo feliz?
Porque aprendemos patrones y nos enseñan a que la estabilidad es la única opción, a tener un trabajo estable que nos reporte dinero aunque no nos guste, no nos llene ni lo disfrutemos ni un solo segundo, a que debemos vivir tranquilos aunque nos convirtamos en esclavos de nosotros mismos, sin cambiar, sin alterar a nuestra persona, a mantener una relación aunque nos convirtamos en infelices para siempre, a tener miedo a salir de nuestra zona de confort (¡qué no es obligatorio salir! pero quién quiera hacerlo, debería tener herramientas y recursos para poderlo hacer)
En definitiva
Nos hacen tener miedo, para no aventurarnos ni equivocarnos, porque muchos hacen que sus miedos sean los de los demás…
Que nadie te diga: “Si te vas, que sepas que…”
Es cierto, que en la vida las responsabilidades van creciendo, las necesidades van cambiando y nos vemos obligados a aceptar situaciones que en otras circunstancias no aceptaríamos, pero ¿debemos quedarnos en nuestra estabilidad, cueste lo que cueste? ¿A pesar de que no te guste, te llene o te duela?
Creo en la estabilidad y me gusta, aunque estoy aprendiendo a que existe también “la aparente estabilidad” la que te embauca y deja que tu persona se vaya marchitando por miedo a quedarse solo, por miedo a no adaptarse, por miedo a no luchar. Siendo además un engaño… porque no sabes lo que va a pasar mañana, no puedes controlar tu entorno.
Lo único que puedes saber hoy, es cómo quieres afrontar esa pequeña inestabilidad que surja, en cómo te tomarás ese cambio que aparezca y modifique tu vida. Tu actitud sin duda, será esencial.
Porque resistirse al cambio, no siempre es la mejor solución.
Cuantas más veces te expongas a salir de tu zona de confort, a vivir escenas que no dominas, a cuestionarte nuevas preguntas, a deconstruirte y construirte como la tortilla de patata de Ferran Adrià, a tratar con situaciones que a priori no sabes gestionar y que no puedes controlar, ¡estarás mejor preparado! Porque todo es ACTITUD, la actitud que tomas a la hora de afrontar los problemas.
Hay que disfrutar de la estabilidad cuando se tiene y aprender de la incertidumbre cuando aparece.
Porque nada, nada es para siempre.