Sé que para muchas personas soy un número
Incluso yo a veces, me he visto como un número…
Y es que es difícil salir de la presión social en la que te ves inmersa cuando tienes 34 años (casi 35).
Porque para esa edad… ¿Cuántos de nosotros pensamos en haber cumplido muchos de nuestros sueños?
Propósitos que querrías haber hecho antes de tus 30, proyectos y planes que pensaste de adolescente o en la universidad que seguro ibas hacer para entonces.
No sé, metas personales como haber encontrado pareja, crear tu propio negocio, haberte casado, comprado un coche o una casa, tener hijos, conseguir un trabajo estable, haber viajado a diferentes destinos del mundo, independizarte de tus padres o dejar de compartir piso…
Muchos de los que me estáis leyendo, lo mismo ya lo habéis conseguido, otros estaréis casi para lograrlo y algunos otros se “tropezaron” en el camino y tuvieron que empezar de cero…
Pero sin saber la situación de cada uno y sin saber lo que le ha costado a cada uno de vosotros, llegar dónde estáis ahora… en algún momento de su vida, le han preguntado:
- ¿Ya tienes novio?
- ¿Has encontrado trabajo estable?
- ¿Aún vives con tus padres?
- ¿La boda para cuándo?
- Se te está pasando el arroz ¿ya estáis pensando en tener un niño?
- Y cuando esto pasa… ¿pronto tendrá un hermanito, no?
¿Te suena alguna?
Porque aunque muchos no os deis cuenta, nos pasamos la vida soportando y lidiando con las mismas presiones sociales, con los mismos comentarios y las mismas preguntas incómodas…
Sin saber lo que realmente hay detrás.
Pero dime en qué situación te encuentras y te diré cuál será el comentario o la pregunta que tendrás que escuchar… independientemente de tu situación, de si es un problema para ti o de si aún no sabes, ni siquiera, lo que quieres.
Porque con este tipo de situaciones, se da por hecho, es lo que toca y es lo que hay que hacer.
Y ahí, están la PRESIONES SOCIALES
Vivimos rodeados de presiones sociales, del me toca hacerlo, del se me hace tarde, el de soy la única de mis amigos que no….
¿Pero realmente esto es lo queremos en nuestra vida o es lo que sentimos que tenemos que querer en nuestra vida?
Desde que nacemos, la familia y tu entorno, tiene una serie de expectativas, que aunque no te lo digan, aunque no le pongan palabras y lo digan en voz alta… lo piensan y lo sienten.
Esperan de ti, que hagas las cosas como las películas de Disney, pero me temo que a estas alturas de la historia, ni la vida es un cuento de hadas ni vivimos como hace 40 años, que ni se hablaba ni se decidía.
¿Cuántas veces la vida no sale como querrías?, ¿Cuántas veces recibes un revés inesperado que te obliga a volver a empezar de cero? Porque de repente lo que conocías, desaparece… y entonces, ¿Qué haces?
Me he pasado 30 años, viviendo en el futuro, esperando las cosas como tenían que ser, como tenían que pasar, pero nunca llegaron y tuve que volver a empezar de cero… cuando muchos a los “30” avanzaban un pasito más.
¿Quién no ha pensado alguna vez, tengo tantos años y no he hecho esto o aquello?
En algún momento de tu vida pasarás por esa presión social, porque aunque tú seas fuerte e intentes que las presiones sociales no te venzan, hay días que te sientes que no encajas, que no vas al ritmo de los demás (“porque hay que ir a ese ritmo”). Y dará igual tu historia.
¿Por qué realmente alguien sabe tu historia?
Las presiones sociales existen y hacen replantearte tu situación, tu camino y tu dirección. Pero vuelvo a preguntarte ¿lo que sientes se debe a la presión social o porque son decisiones que quieres tomar?
Y es ahí donde encontramos nuestro punto de inflexión y piensas ¿sabes lo que quieres? Y si lo quieres ¿hasta cuándo esperar? ¿Cuánto tiempo más? Porque a veces no hay situaciones idílicas, a veces nunca llega lo que esperas y hay que tirarse a la piscina y tomar esa decisión que tanto quieres.
Pero hasta entonces, respetemos a los que aún no saben lo que quieren, a los que siguen dudando porque están indecisos e incluso a los que están cómodos con sus propias historias.
Puedes decidir qué hacer con tu vida, elegir estar sólo, ser madre o no, casarte si quieres o vivir con tus padres el resto de tu vida, pero que sea porque tú quieres y no porque toque, o porque alguien te pregunte y te vea como un número, porque nadie te debería decir… “yo a tu edad ya…”, porque su historia no es la vuestra ni tampoco la mía.